¡
Señor encantador de Hameln, venga a Marsella !
Tendrá
posiblemente un día su estatua delante del Velódromo.
En
1284, un hombre extraño llegó a Hameln, pequeña ciudad de Baja
Sajonia en Alemania. Llevaba un vestido multicolor y se presentó
como comprador de ratas. Los habitantes le prometieron una recompensa
si tiene éxito en su empresa. Se echó a jugar a la flauta, las
ratas lo siguieron y murieron en el río Weser. ¡ Hurra ! La ciudad
fue salvada de esta plaga. He aquí lo que cuenta el principio de la
historia del encantador de ratas, celebra leyenda de los hermanos
Grimm.
No
queda más que esperar que 731 años más tarde, el encantador
reaparezca en Marsella. Tendría trabajo para rato… Habría según
los especialistas 10 ratas para un habitante, en una ciudad de un
millón de habitantes. Le dejo hacer este cálculo espantoso.
Es
una verdadera catastrophe porque comen más o menos todo. Se
introducen en las tiendas de los comerciantes y asolan todo. Por la
noche, pululan en las calles y le acechan cuando usted marcha sólo.
« Son gruesos como conejos » dicen los Marselleses. Comen
también a palomos. Y cuando habrán comido todo, continuarán
posiblemente con carne humana.
Es
principalmente a causa de las montañas de residuos en las calles que
las ratas proliferan tanto. Los cubos de basura son para ellos una
mina de oro. La gente critica la municipalidad de la mala gestión de
los residuos, y seguramente con razón. Ninguna política de
desratización verdaderamente es establecida. Los servicios
municipales efectúan cerca de 1 500 desratizaciones al año, pero
las trampas y los venenos son insuficientes para erradicar millones
de ratas ¿ Que hace Jean-Claude Gaudin, el alcalde de la ciudad ?
Vivamente que el encantador atrae los 10 millones de ratas con su
flauta y los envían en el viejo puerto !
Gabriel
Vallejo