lundi 9 février 2015


¡ Señor encantador de Hameln, venga a Marsella !

Tendrá posiblemente un día su estatua delante del Velódromo.

En 1284, un hombre extraño llegó a Hameln, pequeña ciudad de Baja Sajonia en Alemania. Llevaba un vestido multicolor y se presentó como comprador de ratas. Los habitantes le prometieron una recompensa si tiene éxito en su empresa. Se echó a jugar a la flauta, las ratas lo siguieron y murieron en el río Weser. ¡ Hurra ! La ciudad fue salvada de esta plaga. He aquí lo que cuenta el principio de la historia del encantador de ratas, celebra leyenda de los hermanos Grimm.
No queda más que esperar que 731 años más tarde, el encantador reaparezca en Marsella. Tendría trabajo para rato… Habría según los especialistas 10 ratas para un habitante, en una ciudad de un millón de habitantes. Le dejo hacer este cálculo espantoso.
Es una verdadera catastrophe porque comen más o menos todo. Se introducen en las tiendas de los comerciantes y asolan todo. Por la noche, pululan en las calles y le acechan cuando usted marcha sólo. « Son gruesos como conejos » dicen los Marselleses. Comen también a palomos. Y cuando habrán comido todo, continuarán posiblemente con carne humana.
Es principalmente a causa de las montañas de residuos en las calles que las ratas proliferan tanto. Los cubos de basura son para ellos una mina de oro. La gente critica la municipalidad de la mala gestión de los residuos, y seguramente con razón. Ninguna política de desratización verdaderamente es establecida. Los servicios municipales efectúan cerca de 1 500 desratizaciones al año, pero las trampas y los venenos son insuficientes para erradicar millones de ratas ¿ Que hace Jean-Claude Gaudin, el alcalde de la ciudad ? Vivamente que el encantador atrae los 10 millones de ratas con su flauta y los envían en el viejo puerto !
Gabriel Vallejo


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